Primer paso:
La piel necesita respirar y oxigenarse, por lo que debe tener los poros totalmente libres de secreción de grasa, sudor y suciedad.
Segundo paso:
El desmaquillado, que debe realizarse escrupulosamente cada noche antes de acostarse, es básico para asegurar el equilibrio cutáneo.
Tercer paso:
Con productos adecuados y con gestos completos, usted misma puede efectuar una limpieza en profundidad de sus cutis.
Prepararse:
Es muy importante retirar los cabellos de la cara para que no impidan una fácil aplicación del producto desmaquillador. Puede usar una bincha para el pelo, o incluso un pañuelo. Seguidamente debe aplicarlo en cantidad moderada y de forma uniforme en la frente, la nariz, el mentón, las mejillas, los pómulos y el cuello. No cometa el error habitual de olvidarse del cuello.
Limpiar:
Una vez extendida la leche limpiadora sobre toda la superficie cutánea de la cara y el cuello, es bueno realizar un masaje lento y profundo con movimiento circulares, presionando ligeramente con la yema de los dedos. Por sus características específicas, los ojos y los labios merecen un tratamiento especial a la hora de desmaquillarnos.
Zona T:
La llamada zona T del rostro, que comprende la frente, la nariz y el mentón, merece también una atención aparte porque concentra un mayor número de glándulas sebáceas y, por tanto, segrega más cantidad de grasa. Este comportamiento, totalmente natural de la piel, se agudiza en los casos de cutis grasoso, jóvenes o con tendencia al acné. Por ello es necesario tratar esta área del rostro con especial atención, es decir, seguramente necesitará una mayor cantidad e producto desmaquillador y o una mayor frecuencia de aplicación.
Quitar la suciedad:
Lo mejor es utilizar una esponjita facial, previamente humedecida en agua tibia o en tónico. A diferencia de la textura en leche, el gel limpiador se aplica en la piel previamente humedecida.
Tonificar:
Aplicar el tónico sobre toda la superficie cutánea de la cara y el cuello. Vierta con cuidado el líquido tonificante en un algodón y presiónelo levemente por toda la zona a tratar. Debe recordar que la misión del tónico es cerrar los poros, dinamizar la piel, despertar su buen color y predisponer la para una adecuada recepción de las cremas de tratamiento que se aplican después. debe elegirse el tónico en función del tipo de el para mantener su equilibrio hidrolipídico.
Y por último secar:
Una vez extendido el tónico, hay que secar la piel con una toallita. Realice unos toques suaves para absorber bien la humedad. Tras este proceso, sin duda notará que su piel está más luminosa que antes.
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