Darle a tu cutis los cuidados que necesita en función del tipo que se trate es la clave para el cuidado perfecto.
Piel normal. Es casi la piel perfecta. Hidrátala frecuentemente y lucirás una cara radiante.
Piel seca. Se reconoce por sus escamaciones, poros cerrados y tirantez. Su mejor aliado es una crema nutritiva rica en aceites vegetales, como el de la almendra o el olivo, y vitaminas A y E.
Piel grasa. Se caracteriza por los brillos y los poros dilatados. A este tipo de pieles les convienen los productos astringentes que reduzcan la grasa que segregan las glándulas sebáceas.
Piel mixta. Sufren exceso de grasa en la zona de la frente, la nariz y el mentón mientras que sus pómulos afectan sequedad. Para combatir estos problemas, aplicar un gel de aloe en la zona grasa (la llamada T) y, para las zonas secas, una crema hidronutritiva.
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